El Sol ingresa en el grado 0 de Cáncer y se produce el Solsticio de Verano e Invierno, uno de los portales planetarios más importantes que marca el final y comienzo de un nuevo ciclo. Mitológicamente es la conexión entre lo divino y lo humano, la dualidad entre la luz y la oscuridad.
Astronómicamente el Sol permanece fijo por tres días en los puntos más lejanos de su oscilación Norte/Sur generando el día y la noche más largas del año en el Hemisferio Norte y Sur.
Para los Egipcios representaba la muerte del Dios Ra, que volvería a nacer luego del tercer dia. Para los Mayas representaba el descenso a la Tierra de la serpiente emplumada Kukulkán, el Quetzalcoatl para los Aztecas Para los Incas, es la celebración del Sol más importante, el Inti Raymi.
En este preciso momento pirámides alrededor del mundo se activan y los guardianes de las tradiciones ancestrales se unen en ceremonias donde elevan sus rezos para la sanación de la Tierra y la Humanidad.
Mientras se percibe el aumento de la Resonancia Schumann, las tormentas solares y el plasma que ingresa a la Tierra, indicando que estamos en un momento épico de transformación colectiva.
Se nos pide que conectemos con una vibración elevada de amor para que toda esta fuerza e intensión ayude a elevar la consciencia planetaria.
El Universo responde con el principio del ritmo, todo tiene periodos de avances y retrocesos, asciende y desciende y se mueve como un péndulo, todo ciclo tiene un comienzo y un final.